21.7.10



Hoy me desperté y, al igual que siempre, por suerte, era yo. Sí, yo, Selene: metro cincuenta y seis, pelo corto, lo de siempre, yo...
No me hubiese gustado hoy, la verdad, levantarme y ser oreja, mucho menos una oreja que no anda. Porque no hay más abrumante que ser y no servir, no servir para lo que uno es. Aunque,¿Quién no se levantó algún día siendo oreja que no andaba?

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