Hoy el tiempo importa tanto , pero es tan poco; tan poco como para necesitar muy poco de él y formar cosas muy grandes o destruir otras que así lo parecian . Siempre se ha dicho que se necesita mucho de ésto para construir algo y sólo un instante para destruirlo , es así, todos lo sabemos, pero convengamos que ya no se necesita tanto para construir cosas inmensas, como un edificio, quizás un puente, o una simple pero real amistad. Una de verdad, de esas que cuesta romper, porque un instante sólo logra quitarle firmeza, pero se necesitan sólo palabras sinceras, una disculpa y un instante más para que vuelva a tener el quilibrio perfecto. Ese equilibrio tan necesario, es algo que te llena; si sabes usarlo. Si sabes ver ese equilibrio como una luz en la oscuridad, si logras valorar el equiibrio que te levanta caida tras caida, que te cura, que te apoya y aconseja. El equilibrio que nadie más que el tiempo logra; el tiempo, ese veneno mortal, que si no sabes usarlo te mata, que es a la vez lo que puede salvarte y sacarte una vez más. Pero qué sería del tiempo sin alguien que lo use, que lo use como se debe, que haga de él instantes placenteros, momentos de desahogo y llanto, segundos fugases de desconcierto, y minutos eternos de agradecimiento . Qué sería del tiempo, del equilibrio, de mí, de vos, sin un amigo que nos valore y confie en nosotros, un amigo como pocos, como esos de verdad .